¡Verdaderamente Libre!

Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:36

 

Tuve emociones y sentimientos descontrolados,

Que tomaron lugar cuando me resistí a perdonar.

Ellos como alerta roja tendrán que ser divulgados,

En la siguiente lista que ya les voy a mencionar:

 

Comencemos con la amargura que ocupó el primer lugar,

Sigamos con el enojo, la ira, la maledicencia y la gritería.

Si tú tienes alguna de estas cosas no te vayas a asustar,

Porque aún faltan la malicia, la calumnia y la hipocresía.

 

Pudiera decir más, pero la lista sería interminable,

Añadiendo a lo dicho la soberbia y la obstinación.

Era coqueta y vanidosa, ¡Algo muy desagradable!

¡Gracias amado Cristo por sacarme de la prisión!

 

Como si fuera poco, además de lo mencionado,

Fui chismosa, criticona e imprudente sin medida.

¿Cómo no glorificar al que me ha cambiado?¡

¡A Jesús que me salvó cuando andaba perdida!

 

También estuve enferma de resentimiento y rencor,

De rechazo, deseo de venganza y baja auto estima.

Manifestaba agresividad y murmuraba sin temor,

¡Oír hablar de estas cosas a cualquiera desanima!

Pero no se preocupe, la solución la tiene el Señor,

Y en Sanidad Para El Alma tomaremos su medicina.

 

¿No quiere estar enfermo? ¿Quiere tener el alma sana?

Entonces debe hacer lo que Dios en su palabra ordena.

¡Perdone! ¡Aunque no sea fácil y no sienta ganas!

Y así no tendrá que sufrir pagando eterna condena.

 

No te sorprendas por el término que he usado,

Ni lo ignores como algunos que hoy se lamentan.

Tampoco olvides que en la Biblia quedó registrado,

Que los que practican el pecado al cielo no entran.

 

Estás a tiempo de escapar de tu prisión, amigo,

Solo atiende la voz de Jesucristo nuestro Señor.

Hazlo hoy mismo y nunca estarás arrepentido,

Comienza por recibirlo como tu único salvador.

Jesús borra tus pecados con su sangre preciosa,

Y a cambio de celda te da una mansión gloriosa.